Y lo ha hecho tras derrotar 1-4 en la matinal de ayer domingo a la Unión Estepona. Conjunto que a priori no debía suponer una amenaza en la disputa de los 3 puntos a pesar de jugar en su estadio, el Francisco Muñoz. Pues, ya computada esta jornada, este conjunto malagueño lleva ya 12 jornadas sin saber lo que es ganar, y lo que es peor, sin cobrar la nómina los jugadores y teniendo el club una deuda que supone un montante de 160.000 €. Y he dicho que a priori, porque el partido de ayer fue raro, muy raro.
Nadie contaba con que el árbitro del encuentro, Suárez Betancor, se convirtiera en el protagonista del choque. Pronto se hizo notar su chulería con gestos extraños. Al minuto de juego cambió el balón por otro. No sé porqué aún...Y ya luego vendrían las tres expulsiones que marcaron el devenir del encuentro.
El partido se jugó en su totalidad bajo una tremenda lluvia que no impidió que se jugara bien en un terreno de juego artificial de reducidas dimensiones en el que era frustrante ver como se sucedían los pelotazos una y otra vez. Cerca de la media hora expulsó por un codazo a un jugador local a Aguilera. A mi modo de ver, expulsión justa. Y para compensar echó a Ander Gago...supongo que el Comité le retirará la tarjeta roja esta semana porque apenas hay contacto. Iñaki Alonso movió ficha y cambió a Aguilera por Cañadas. Menudo cambio tan importante este. El de Albudeite en medio de un partido lamentable, sacó su misil hacia la portería local, alojando el balón al fondo de la portería a seis minutos del descanso. El resultado era perfecto, pero tampoco era justo. Era necesario dar un cambio de imágen en la segunda mitad, y así fue.
El equipo dió un paso al frente y de nuevo Cañadas sacó su mejor arma destructiva para aniquilar de nuevo a los malagueños a través de un chut lejano a balón parado que el portero se comió al ver como pasaba el balón por delante suya. 0-2. El partido parecía sentenciado. El equipo se relajó tras el segundo gol en el minuto 9 de la segunda parte. Tuvo 15 minutos de pájara que pagó caro a través de otro misil que acabó en gol, esta vez en la portería defendida por el bueno de Cifuentes...Pero la suerte estaba de nuestro lado. El equipo se puso el mono de trabajo y en una contra, el jugador total del encuentro, Cañadas, se marchó sólo ante el meta rival. Un contrario lo agarró, lo que supuso la segunda expulsión de los locales. Tocaba matar el encuentro y así fue. 7 minutos despues del gol local, ChandoGol finalizó una gran jugada colectiva del equipo estableciendo el 1-3. Eran sin duda, los mejores minutos del equipo...y eso fue cuando había 19 jugadores en el campo. El Estepona se veía ya muerto y el Real Murcia quería hacer más sangre. Marcó el 1-4 definitivo Cañadas de nuevo, lo que supuso su hat-trick en el partido. Espectacular. Fue a través de un pase en profundidad de Aquino que Cañadas se encargó de materializar mediante un disparo raso que supuso el finiquito del partido.
Estepona: Efrén, Gaitán (Igna, 45'), Ríos, Curro, Durán (Eloy, 66'), Arias, Gil, Raúl, Rubén Cruz, Adri y Valencia (Cabello, 45').
Real Murcia:Alberto, Gago, Luciano, Amaya, Óscar Sánchez, Urzaiz, Aguilera (Cañadas, 33'), Albiol, Pedro, Kike (Isaac, 67') y Chando (Aquino, 80').
Goles: 0-1. Cañadas (38'). 0-2. Cañadas (54'). 1-2. Rubén Cruz (71'). 1-3. Chando (78'). 1-4. Cañadas (86').
Resultado positivo del equipo. 4 goles de nuevo por segunda jornada consecutiva. Lo negativo, la expulsión de Gago. El partido fue sufrido, y el equipo con muy poco, se llevó una cómoda victoria, pasandole la patata caliente al Sevilla Atlético.
Un Sevilla Atlético que pinchó en su partido de las 17h en Écija, donde empató a 1 tras ir ganando al descanso y que se dejó la victoria a cuatro del final tras un penalti en contra que supuso la expulsión de un jugador sevillista. Añadiendo además que uno de sus pilares, Luis Alberto no jugó el partido tras lesionarse la pasada jornada, lo que le va a tener apartado del equipo 2-3 semanas. Que dure.
Ahora, a falta de 30 puntos por disputarse, recuperamos el liderato. Ahora toca no fallar. Toca dar lo mejor en cada partido. No fallar en casa e ir a por todas fuera de casa.
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